Unos 50 millones de ciudadanos turcos están llamados a las urnas para decidir si votan a favor o en contra de las controvertidas reformas constitucionales propuestas por el partido AKP.
Unos 50 millones de ciudadanos turcos están llamados este domingo a las urnas para decidir si votan a favor o en contra de las controvertidas reformas constitucionales propuestas por el partido AKP del primer ministro Erdoğan, que para sus partidarios suponen una modernización de la democracia turca y un acercamiento a Europa, y para sus detractores son un intento del gobierno por controlar el poder judicial.
Exáctamente 49.446.269 votantes están registrados en Turquía para el referéndum constitucional de este domingo, además de 2.556.335 ciudadanos con nacionalidad turca pero que residen fuera del país, y que también tienen derecho a voto. En total 151.546 urnas serán distribuídas por todo el país durante la jornada electoral, que en la mayor parte del país se iniciará a las 8:00 de la mañana y concluirá a las 17:00 horas de la tarde. Se espera una participación masiva tras una campaña acalorada y muy polarizada en torno a las dos posiciones, aunque las últimas encuestas apuntan a una clara victoria del «sí».
Para el AKP y los defensores de las reformas, los cambios propuestos a la carta magna acercarán al país euroasiático aún más a los estándares europeos y modernizarán la democracia de este país de 73 millones de habitantes a caballo entre Europa y Asia, cuya economía es actualmente una de las de mayor ritmo de crecimiento del mundo y que aspira a entrar en la Unión Europea al mismo tiempo que expande su influencia en todo Oriente Medio, Asia Central, los Balcanes y África.
Para la oposición kemalista-nacionalista y todos aquellos que optarán por el «no», el AKP pretende con estos cambios en la Constitución controlar el sistema judicial y someterlo al poder del ejecutivo.
Unos y otros están a favor no obstante de la gran mayoría de las 26 reformas propuestas; por ejemplo aquellas que incluyen más derechos para las mujeres, los niños, los discapacitados, los veteranos de guerra, o el sometimiento de los militares a los tribunales civiles. También incluyen el establecimiento de un defensor del pueblo, una figura hasta ahora desconocida en Turquía y una de las reformas exigidas por la Unión Europea a Ankara para que cumpla con sus estándares en su camino hacia la adhesión.
Otra de las reformas propuestas es la abolición del actual Artículo 15 de la Constitución, que impide que se juzgue a los responsables del golpe de estado de 1980, cuyo 30º aniversario se cumple precisamente este domingo coincidiendo con el referéndum, lo que hace aún más especial si cabe a la fecha de hoy. La vigente carga magna en Turquía fue redactada en 1982 tras el golpe de estado, y muchos de sus artículos incluyen exigencias que en su día impuso la junta militar.
En un discurso televisado con motivo del fin de la campaña electoral, el primer ministro Erdoğan vinculó el resultado del referéndum con el futuro del país. «Espero que sea un «sí»; con un «sí» nuestra economía se impulsaría… ¿Por qué? Porque con las enmiendas pasaremos a una democracia superior, y una democracia superior nos llevará a una economía superior», declaró Erdoğan.
A pesar de la importancia de muchas de las reformas propuestas, la campaña electoral en torno al referéndum de hoy ha estado muy politizada, más centrada en las preferencias políticas y el cruce de acusaciones que en el verdadero contenido del paquete de reformas constitucionales.
El partido nacionalista kurdo BDP, que gobierna en muchas provincias del sureste de Turquía, ha hecho además campaña a favor del boicot entre los kurdos acusando al gobierno del AKP de no incluir ninguna medida concreta que otorgue más autonomía a la minoría kurda del país.
Las últimas encuestas hechas reflejaban no obstante una creciente mayoría a favor del «sí» a las reformas a medida que la fecha se acercaba y los indecisos iban decantándose por una u otra opción. Según un estudio realizado por GENAR Poll a principios de septiembre, un 53´8% de los votantes se pronunciarán a favor de las reformas y un 46´2% lo harán en contra. Otras encuestas indican además que un 84% de los kurdos votantes del BDP votarán a favor de los cambios, lo que supondría un rotundo fracaso para la campaña de boicot que ha estado defendiendo este partido nacionalista.
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