Turquía es la puerta de entrada a Asia, el puente que une Oriente y Occidente. Estambul, llamada por muchos «la Joya de Oriente», es sin duda alguna un buen ejemplo de esto: una ciudad dividida en dos por el Estrecho del Bósforo, que separa Europa de Asia, convirtiéndola en una urbe única en el mundo.
Pero ni Estambul es sólo el Bósforo, ni Turquía es sólo Estambul. Es mucho lo que un país enorme como éste, lleno de contrastes y cuna durante miles de años de numerosas civilizaciones, puede ofrecer al visitante que acuda con la mente abierta y dispuesto a conocerlo y a empaparse de su cultura.