Varios diputados kurdos de Turquía han insinuado en los últimos días que Teherán podría estar interesado en sabotear el proceso de paz entre el PKK y el gobierno turco.
El régimen de Teherán rechazó el miércoles las acusaciones de una posible implicación del espionaje iraní en el asesinato de las tres militantes nacionalistas kurdas relacionadas con el PKK asesinadas hace una semana en París, después de que varios diputados kurdos de Turquía hayan apuntado a la posibilidad de que Irán este interesado en hacer fracasar las negociaciones entre el grupo armado y el gobierno turco.
«Medios de comunicación relacionados con los sionistas han estado intentando durante años volver a la opinión pública de Turquía contra Irán. Sin embargo, no lo han conseguido debido a los profundos vínculos entre los pueblos y los gobiernos de los dos países», declaró el miércoles Ramin Mehmanparast, portavoz del ministerio de exteriores iraní, citado por la agencia estatal de noticias IRNA.
«La República Islámica de Irán ha apoyado siempre la paz entre gobiernos y etnias, y apoya el proceso (de paz) que se ha iniciado en Turquía», subrayó Mehmanparast.
Estas declaraciones se producen después de que un día antes el diputado kurdo por la provincia turca de Mardin Ahmet Türk -ex presidente del partido nacionalista kurdo DTP, ilegalizado a finales de 2009 por el Constitucional de Turquía por vínculos con el PKK- afirmase que no creía que el gobierno turco estuviese detrás de los asesinatos de París y que estos podrían ser obra de Irán, en un intento de sabotear las negociaciones en marcha entre el líder histórico del PKK, Abdullah Öcalan, y el gobierno de Ankara.
«No creo que esta vez sea el Estado (turco)», dijo Türk, una destacada figura política del nacionalismo kurdo en Turquía y que participó en los recientes contactos con Öcalan, en declaraciones hechas el martes a la prensa turca. El propio Türk ya afirmó a principios de esta semana que durante su reunión con el líder del PKK, éste advirtió del papel negativo que podría jugar Irán en el proceso de paz.
«Encontrar una solución al problema kurdo convertiría a Turquía en la única potencia en la región. Por este motivo, Irán podría ser el responsable (de los asesinatos de París). Es algo que también ha ocurrido antes», afirmó Türk, para quien los responsables de la muerte de las tres militantes kurdas -que llegaron a última hora del miércoles a Turquía- deberían buscarse entre aquellas fuerzas internacionales que saldrían perdiendo con una Turquía más fuerte y no debilitada por conflictos internos.
Las palabras de Türk parecen hacerse eco de otras declaraciones hechas la semana pasada por la también diputada nacionalista kurda por la provincia turca de Van, Aysel Tuğluk, quien al día siguiente de los asesinatos sugirió igualmente que «poderes regionales» podrían estar detrás de las muertes, haciendo hincapié en el momento en que se habían producido las ejecuciones, pocos días después de que el gobierno turco hiciera públicas las conversaciones de paz con el líder del PKK y de que dos diputados kurdos -uno de ellos Ahmet Türk- visitaran a Öcalan en la prisión de İmralı donde cumple cadena perpetua desde 1999.
«Siempre que turcos y kurdos en Turquía llegan a la fase de las negociaciones, este tipo de provocaciones ocurren y sabotean el proceso (de paz)… Poderes regionales que no quieren que Turquía resuelva la cuestión kurda podrían estar detrás del suceso», explicó Tuğluk, que descartó que la muerte de las tres militantes kurdas fuese producto de una lucha interna en el PKK.
El gobierno turco, que ha negado desde el principio cualquier implicación en los asesinatos de París y los ha atribuido a luchas intestinas en el PKK como otras que ha habido en el pasado -una de las asesinadas, Sakine Cansız, era conocida por sus críticas a la cúpula de la organización y su prometido fue asesinado años atrás por orden de Öcalan- ha ofrecido al gobierno francés toda su colaboración y ha pedido que se esclarezcan cuanto antes las muertes.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdoğan, ha prometido que el llamado «proceso de İmralı» continuará aunque ha admitido que ha habido y posiblemente habrá provocaciones y actos de sabotaje que pueden acabar con las negociaciones, que pretenden poner fin a un conflicto que se ha cobrado más de 40.000 vidas en casi tres décadas desde que el PKK -una formación de ideología marxista y nacionalista kurda- decidiera en 1984 recurrir a la violencia para lograr sus fines políticos.
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