El candidato opositor Mir Hosein Musavi lideró ayer jueves una gran manifestación en Teherán por los manifestantes muertos el lunes en las protestas.
El candidato opositor Mir Hosein Musavi lideró ayer jueves una gran manifestación en Teherán por los manifestantes muertos el lunes en las protestas contra los resultados electorales, marcando así el sexto día consecutivo de manifestaciones de un movimiento de protesta fundamentalmente urbano y joven sin precedentes en Irán prácticamente desde la revolución islámica de 1979 que destronó al Sha e impuso el régimen de los Ayatolás.
Los participantes en la marcha de ayer desfilaron en silencio, muchos de ellos vestidos de negro y con una flor blanca en la mano en señal de duelo por los siete manifestantes muertos durante los enfrentamientos con la milicia islámica gubernamental (los basij). Varias personas portaban retratos de Musavi y lazos verdes, color simbólico usado por Musavi en su campaña electoral.
El gobierno iraní prohibió la cobertura de la protesta por la prensa extranjera de lo que calificó como «manifestaciones ilegales», acusándolos de instigar a los «alborotadores». La marcha sirvió una vez más para reclamar la anulación de las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio, en las que el conservador y actual presidente Mahmud Ahmadinejad fue oficialmente reelegido. Un resultado que rechazan como fraudulento Musavi y los otros dos candidatos derrotados, Mehdi Karubi y Moshen Rezai. Los tres fueron convocados para esta sábado por el Consejo de Guardianes de la Constitución, tras presentar 646 irregularidades cometidos durante el referéndum, desde retrasos en la entrega de papeletas hasta incitaciones a votar por un candidato o desvíos del itinerario de las urnas. El domingo, el Consejo deberá tomar una decisión sobre el recuento de votos.
El diario reformista Etemad Meli dedicaba ayer jueves su portada al «movimiento silencioso en Teherán», con tres fotos de la manifestación prohibida pero visiblemente masiva que se celebró el miércoles en la capital. La prensa también informó de «peleas verbales y ataques físicos» entre diputados conservadores el miércoles, evidenciando una creciente división interna en el régimen. Mientras, el gobierno iraní denunció a través de su embajada en Bruselas lo que calificó de «apoyo extranjero injustificable» a los que calificó como «anarquistas».
¿Te ha gustado?