Ankara exige renovar la actual Unión Aduanera firmada en 1995 y ser incluida en las negociaciones para un futuro Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la UE.
El ministro de economía turco Nihat Zeybekci anunció el viernes que Turquía y la Unión Europea han llegado a un acuerdo para renegociar y actualizar las condiciones de la Unión Aduanera, que Ankara lleva tiempo exigiendo renovar por perjudicar a la economía turca bajo los actuales términos.
“El acuerdo ha estado en vigor más tiempo del esperado, y existen problemas sistemáticos con él”, declaró Zeybekci a la agencia de noticias Anatolia, explicando que Bruselas y Ankara habían acordado una hoja de ruta para unas negociaciones que se espera concluir a finales del mes de mayo, y en las que se buscará además una fórmula para incluir al país euroasiático en la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP en inglés, un futuro Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la UE), que podría estar lista para principios de 2016.
El propio Zeybekci ha advertido en reiteradas ocasiones durante los últimos meses sobre las condiciones “insostenibles” que tiene para Turquía el TTIP sin su inclusión en las negociaciones. Turquía es de hecho el único país no perteneciente a la UE que mantiene con ésta un Acuerdo de Unión Aduanera desde el 31 de diciembre de 1995, y que según denuncian las autoridades turcas no sólo no responde ya a las necesidades actuales sino que resulta totalmente inaceptable en términos de competitividad en igualdad de condiciones, a causa de los acuerdos firmados entre la UE y terceros países sin participación de Turquía.
Así por ejemplo un Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre los 28 y Washington obligaría a Turquía a abrir sus mercados a los productos estadounidenses debido a las obligaciones que tiene Ankara por la Unión Aduanera, pero sin contrapartidas para Turquía, ya que por el contrario los productos turcos no se beneficiarían de las exenciones de impuestos de un futuro TLC entre la UE y EE.UU. u otros países, por lo que partirían con desventaja en los mercados.
Un reciente informe del think tank estadounidense Brookings Institution estimaba que si Turquía no era incluida en el TTIP entre Estados Unidos y la Unión Europea, el coste económico para el país euroasiático rondaría los 19.000 millones de euros y provocaría la pérdida de 95.000 empleos.
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