El asesinato el jueves de uno de los principales comandantes del Ejército Libre Sirio (ELS) ha desatado un conflicto abierto entre los rebeldes y el denominado Estado Islámico de Irak y el Oriente Medio.
Las fuerzas del denominado Ejército Libre Sirio (ELS) anunciaron el viernes que el asesinato de uno de sus principales comandantes a manos de militantes vinculados a Al-Qaeda en Siria suponía una “declaración de guerra” entre el principal grupo de rebeldes que combaten al régimen de Bashar al-Assad y los extremistas islámicos.
Un alto mando del ELS afirmó en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Reuters que los miembros del denominado Estado Islámico de Irak y el Oriente Medio, una organización vinculada a Al-Qaeda que ha estado actuando en los conflictos de Irak y Siria, habían iniciado una guerra abierta contra ellos tras el asesinato el jueves de Kamal Hamami.
Hamami, conocido también por el sobrenombre de Abu Bassir al-Ladkani, era uno de los 30 líderes más destacados del Mando Militar Supremo del ELS. “Van a por nosotros, pero vamos a barrer el suelo con ellos”, aseguró la fuente del grupo rebelde sirio, quien habló bajo condición de anonimato.
El suceso abre un nuevo frente para los rebeldes que combaten al régimen de Bashar al-Assad sobre el terreno en un momento en que éste parece recuperar terreno gracias a la ayuda militar de sus aliados Rusia e Irán y de la llegada de milicias chiíes de Hezbolá desde el vecino Líbano, obligando a las fuerzas de la oposición siria a abandonar el sitio de Damasco y combatir a la defensiva en el sur, mientras los extremistas vinculados a Al-Qaeda, menos numerosos pero más efectivos, se hacen fuertes en el norte de Siria.
Hamami fue asesinado en la provincia de Latakia, una región rural y fronteriza al norte del país situada junto a la provincia turca de Hatay, actualmente bajo control de los islamistas y donde “no hay sitio” para las fuerzas del ELS, según indicó el alto mando del grupo rebelde sirio. Algunas fuentes señalaron que su muerte podría haberse producido tras una disputa entre el ELS y el Estado Islámico de Irak y el Oriente Medio por el control de un puesto de control estratégico en Latakia.
Hasta hace poco militantes islámicos y rebeldes sirios habían combatido de forma coordinada contra las fuerzas del régimen de Damasco, pero en los últimos meses el ELS había comenzado a distanciarse claramente en un intento de ganarse la confianza de Estados Unidos y sus aliados europeos y árabes, ansiosos por proporcionar armamento pesado a los rebeldes para combatir al gobierno de Assad, pero temerosos de que éstas armas puedan caer en manos de los grupos vinculados a Al-Qaeda.
El pasado mes de marzo el coronel Riad al-Assad, uno de los primeros oficiales en desertar del ejército sirio y fundador del ELS, resultó herido de gravedad en la explosión de una bomba adosada a los bajos de su vehículo que le mutiló una pierna. El suceso se produjo cuando visitaba la localidad de Al-Mayadin, al Este de Siria, si bien entonces las sospechas recayeron sobre los servicios de inteligencia sirios.
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