El país es una de las naciones del mundo con mayor número de penas capitales al año junto con China, Arabia Saudí y los Estados Unidos.
Irán ejecutó el miércoles en una prisión de Teherán a una decena de personas acusadas de traficar con «cientos de kilos» de drogas, según informó la fiscalía iraní en un comunicado.
Naciones Unidas y la Unión Europea han criticado duramente el alto número de ejecuciones en Irán, que es una de las naciones del mundo con mayor número de penas capitales al año junto con China, Arabia Saudí y los Estados Unidos. Según la ONU más de 300 personas han sido condenadas a muerte sólo durante los ocho primeros meses de este año, una cifra que los expertos creen que es mucho mayor por las restricciones que el régimen islámico mantiene sobre el acceso a este tipo de información.
Organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional han pedido en numerosas ocasiones a las autoridades iraníes que no utilicen la pena de muerte para delitos como el robo, la violación, el adulterio o el tráfico de estupefacientes, que se castigan con la muerte; sólo en 2011 fueron ejecutados 670 condenados, según datos de Naciones Unidas, la mayoría por delitos relacionados con las drogas. Irán constituye una importante ruta de tráfico de drogas desde Asia hasta Europa, y se estima que hay unos dos millones de adictos a las drogas en todo el país.
El consumo de alcohol es otro de los problemas que arrastran muchos iraníes. De acuerdo a la interpretación que el régimen islámico chií de Irán hace de la «Sharia» -que impera como principal código legal del país desde la revolución de 1979- la pena por consumo de alcohol entre los musulmanes se castiga con un máximo de 80 latigazos; sin embargo, si el crimen se repite, en la tercera ocasión existe la opción de aplicar la pena de muerte, aunque ésta puede ser conmutada por azotes si existe un arrepentimiento público por parte del condenado. El pasado junio dos personas fueron condenadas a la horca por haber sido sorprendidas tomando alcohol por tercera vez.
Pese a la dura legislación iraní al respecto, cerca de 80 millones de litros de alcohol entran cada año de contrabando en el país, según datos oficiales, de los que las autoridades sólo incautan aproximadamente un 25%. Pero muchos optan por fabricar de forma clandestina sus propias bebidas alcohólicas, lo que a menudo ocasiona muertes por intoxicación.
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