El Embajador de Turquía en España, el señor Ender Arat, ofreció esta semana una conferencia en la Universidad Carlos III de Madrid.
Quisiera agradecerles su invitación para dar una conferencia sobre las relaciones turco-comunitarias a los distinguidos alumnos de doctorado de la Universidad Carlos III.
Es un placer para mí debatir con Ustedes nuestro proceso de adhesión en un periodo en el que Turquía está muy presente en la agenda de Europa. Ciertamente la adhesión de Turquía a la UE figura en la historia de la ampliación de la UE como una de las que ha suscitado un más amplio debate. En este sentido, cabe comparar el proceso de adhesión de Turquía con los del Reino Unido y España. Puesto que el pueblo español recuerda aún vivamente su proceso de adhesión a la Unión, creo tener una ventaja comparativa a la hora de explicar las cuestiones que se nos plantean sobre este tema a mis interlocutores españoles respecto a mis colegas en otras capitales europeas.
Antes de entrar en detalles sobre nuestro proceso de adhesión, permítanme poner de relieve los acontecimientos más recientes y el calendario que tenemos ante nosotros y que concretan la agenda más reciente con respecto a Turquía.
La Comisión Europea presentó el informe de Progreso el 14 de octubre. Ha sido un informe mucho más objetivo y alentador en comparación con los anteriores informes de progreso anuales. El segundo informe de la Comisión Independiente sobre Turquía será presentado en Madrid el 5 de noviembre de 2009. La Comisión Independiente sobre Turquía fue constituida en 2004 por un grupo de nueve distinguidos estadistas europeos para examinar los retos y oportunidades que suponía el eventual ingreso de Turquía en la Unión Europea. Entre sus miembros figuran Martti Ahtisaari, premio Nobel y ex Presidente de Finlandia, Marcelino Oreja, ex Ministro de Asuntos Exteriores de España, Michel Rocard, ex Primer Ministro de Francia, y otros políticos europeos profundamente comprometidos con la integración y que han ostentado altos cargos públicos en los países de la UE. Su objetivo es contribuir a un debate más objetivo y racional sobre el proceso de adhesión de Turquía. Hablaré sobre su informe en el curso de mi exposición.
Para percibir una mejor comprensión del proceso de integración de Turquía es preciso tener presente que tanto Turquía como Europa, así como sus relaciones, son procesos dinámicos. A fin de obtener una proyección del futuro de Europa tenemos que recordar cuál era la situación de Europa en el siglo pasado. Así pues, tenemos que contemplar estos procesos desde una perspectiva histórica a fin de concretar la situación en la que nos encontramos ahora. En este ejercicio, deberíamos también recordar que a pesar de este dinamismo, existen dos parámetros que Europa no puede cambiar: la historia de Europa y la geografía de Europa. Asimismo, nosotros tampoco podemos cambiar nuestra historia ni nuestra geografía.
Señoras y señores, la geografía y la historia de Turquía están entretejidas con las de Europa. La interacción política, económica, cultural y humanitaria entre las dos es tan estrecha que no es posible referirse a la una sin referirse a la otra. Permítanme poner de manifiesto algunas de ellas: en primer lugar, la interacción es ciertamente política, pues ya los otomanos se adhirieron al Concierto de Europa en el siglo XIX, mientras la Turquía moderna fue uno de los fundadores del Consejo de Europa en el siglo XX; es de seguridad, ya que Turquía, miembro de la OTAN, ha contribuido a la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), así como a diversos programas de cooperación; es económica, ya que Turquía, miembro fundador de la OCDE, es la sexta economía más grande de Europa; y es también de cultura, los hitos de la historia que tuvieron su origen en Europa tales como el Renacimiento, la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa, todos desempeñaron un papel clave en la transformación del Imperio Otomano y la creación de la Turquía moderna. Este proceso ha tenido un profundo impacto en ambas partes. Inspiró a Mozart en su composición la “Ronda alla Turca”, a Ayvazosky en sus cuadros y a Pierre Loti en sus libros, por mencionar tan sólo unos cuantos.
Esta interacción es también humanitaria, puesto que el Imperio Otomano fue también refugió de europeos a través de la historia. El número de bosnios, albaneses y macedonios que viven en Turquía es mayor que el viven en sus respectivos países. Hoy en día el número de turcos que viven en Europa, unos 4,5 millones aproximadamente, es superior a la población de algunos países de la UE. Entre ellos se cuentan miembros de gobiernos locales, de parlamentos nacionales y del Parlamento Europeo.
Por último pero no menos importante, la geografía. La población del territorio europeo de Turquía, la Tracia, es mayor que la de muchos países europeos. Por otra parte, mientras que los territorios de ultramar de Francia, tales como la Guinea francesa en Sudamérica, las Islas Canarias de España -que se encuentras próximas a África- o Chipre, que está más cerca de Beirut que de cualquier capital europea, se consideran parte de la UE, sería absurdo debatir si Turquía se encuentra geográficamente en Europa.
Ahora quisiera repasar brevemente la situación de nuestras relaciones con la UE; Turquía ha perseguido desde 1963 el objetivo de su adhesión a la Comunidad Europea, que con el tiempo evolucionó con éxito a la actual Unión Europea. Cuando se compara con los actuales miembros de la Unión Europea, el camino que Turquía emprendió hacia la adhesión está siendo muy largo. Tampoco discurrió siempre de la forma plácida que cabría esperar. A lo largo de los años hubo numerosos altibajos. Pero la dirección fue siempre hacia una mayor integración.
La Unión Aduanera suscrita con la UE en 1996 fue un importante hito de este periodo. Turquía y la UE ha tejido desde entonces un tupido entramado de vínculos económicos y la economía turca quedó plenamente integrada en la de la UE. Turquía fue y continúa siendo el único país candidato con una Unión Aduanera con la UE antes de convertirse en miembro de pleno derecho. Luego tuvieron lugar más recientemente dos puntos de inflexión en nuestras relaciones: la decisión del Consejo Europeo de Helsinki de diciembre de 1999, por la que se reconoció a Turquía como país candidato, y el paso subsiguiente de apertura de las negociaciones con Turquía en octubre de 2005. Ambas decisiones fueron tomadas por unanimidad por parte de todos los estados miembros.
Señoras y señores, para nosotros, nuestra adhesión a la UE es nuestra vocación histórica y parte de nuestro proceso estratégico de transformación y modernización de Turquía. Nuestro principal objetivo es que el pueblo turco logre las más altas cotas de democratización. Desde 2002 se ha aprobado un gran número de leyes contenidas en nueve paquetes de reformas. Se ha modificado un tercio de la Constitución. Se han dado pasos muy importantes en nuestro proceso de democratización, tales como la protección de la libertad de expresión, la libertad de religión, la libertad de reunión, los derechos de la mujer y los derechos culturales. Algunos llaman revolución silenciosa a lo que está sucediendo en Turquía.
Con la decisión de abrir las negociaciones para la adhesión, el Consejo Europeo reconoció que Turquía había cumplido los Criterios de Copenhague. Tras la apertura de las negociaciones, las reformas se han extendidos a nuevos ámbitos. Desde la Ley de Sociedades hasta la de impuestos, desde la protección del consumidor a la de los derechos de la propiedad intelectual. Está en la agenda del gobierno la redacción de una nueva constitución que goce de un amplio consenso, y desde 2009 el programa de reforma ha cobrado un nuevo ímpetu. El Programa de Reformas es un tema que esta permanentemente en el orden del día de las reuniones semanales del Consejo de Ministros.
La televisión estatal ha puesto en marcha un canal de televisión que emite en kurdo, y varios canales de radio en kurdo y armenio. Se ha constituido en el parlamento la Comisión sobre Igualdad de Oportunidades para la Mujer y el Hombre. Creo que, para cualquier observador, la manifestación más visible del proceso de reformas actualmente en marcha en Turquía es el creciente clima de libertad para debatir cualquier tema sin tapujos. Se han desterrado numerosos tabúes. La sociedad civil es cada vez más fuerte y contribuye activamente al proceso de reformas.
Sin embargo, no se puede decir que el ritmo del progreso de nuestro proceso de adhesión se corresponda con el ritmo de nuestras reformas. Han transcurrido ya cuatro años desde que iniciáramos el proceso de adhesión con la UE. Se han abierto once capítulos y se ha cerrado uno provisionalmente, un ritmo que no refleja en absoluto el grado de cumplimiento por parte de Turquía. Esto se debe a consideraciones de política interna de ciertos estados miembros.
Lamentamos las manifestaciones y declaraciones negativas que hacen algunos países de la UE con respecto al proceso de adhesión de Turquía a la UE. Es muy desafortunado que en estos países se haya dado prioridad al tema de Turquía sobre los muchos problemas críticos que Europa afronta actualmente. Diversos partidos y figuras políticas han presentado propuestas sin validez tales como un “Área Europeo de Economía y Seguridad Común” o como “socio privilegiado” como alternativas a la adhesión como miembro de pleno derecho. La repetición de tales manifestaciones propicia una visión distorsionada y propensa a la xenofobia en las gentes de Europa. También da lugar en Turquía a una percepción negativa con respecto a Europa.
De hecho, el informe de la Comisión Independiente sobre Turquía apunta a este círculo vicioso de manera elocuente. Las declaraciones injustas hacia Turquía crean resentimiento en el pueblo turco, y a su vez este resentimiento es objeto de crítica por parte de los mismos sectores europeos que ponen objeciones contra nuestra adhesión como miembros de pleno derecho. Ciertamente, este círculo vicioso no beneficia a nadie.
Señoras y señores, el objetivo del proceso de negociaciones es la adhesión como miembro de pleno derecho. Fue así decidido unánimemente por el Consejo Europeo y confirmado repetidamente. Esta decisión forma ahora también parte del acervo comunitario. La decisión final sobre nuestra adhesión será tomada por Turquía y por los Estados Miembros de la UE una vez se haya concluido el proceso de negociaciones. No obstante, esto no significa que no queramos que exista un debate abierto sobre nuestra adhesión. Pero para que un debate sea objetivo y justo, es fundamental que se presenten tanto los méritos como los deméritos, los pros y los contras, a fin de poder alcanzar conclusiones razonables. Por tanto, no debemos pasar por alto en tal debate el potencial que Turquía representa para la UE.
Turquía es hoy en día la 16º economía mundial. Se estima que en la próxima década Turquía será la quinta economía de Europa, con un PIB de 800.000 millones de euros. Tenemos una población joven y dinámica de 73 millones de habitantes que es el elemento fundamental para corregir el desequilibrio demográfico en Europa. Por tanto, nuestra adhesión aportará un importante valor añadido al mercado interior de la UE.
Por otra parte, la posición geoestratégica de Turquía añadirá una nueva dimensión a la Política Exterior de la UE. Turquía, que goza de una situación de pivote en el corazón de la región euroasiática, mantiene vínculos privilegiados con el Mediterráneo Oriental, los Balcanes, el Mar Negro, el Cáucaso, Asía Central y el Medio Oriente. Por tanto, Turquía puede contribuir a la política exterior de la UE con respecto a estas extensas regiones, gracias tanto a la visión de primera mano que de ellas tiene como al pasado común que con ellas comparte.
Hoy en día, la seguridad energética es una cuestión prioritaria en la agenda. Conforme Turquía se convierte en terminal de la energía, gas y petróleo en Eurasia y lugar de tránsito de la energía en general, su adhesión ganará en importancia para garantizar el acceso de Europa a la energía. Supongo que sería preferible para la UE tener esta terminal dentro de sus fronteras.
Consideremos ahora algunos de los desafíos que nuestro Continente afronta en la actualidad: recesión económica, desempleo, declive demográfico, inmigración ilegal, terrorismo, seguridad energética, cambio climático, seguridad alimentaria global y otros. Estoy convencido de que todos estos desafíos serán acometidos con mayor eficacia con la ampliación de la UE a Turquía. Porque la visión estratégica que une a Turquía y la UE es ya suficientemente fuerte y enraizada. En alusión a la cita de Ortega y Gasset “España es el problema y Europa la solución”, durante la Primera Cumbre entre Turquía y España de abril de este año, un participante dijo: “Europa es el problema y Turquía puede ser la solución”.
Con la ratificación del Tratado de Lisboa, la UE, que solucionó sus problemas internos y se centró más en su papel global, podrá hacer definitivamente una mejor valoración de la aportación de Turquía a la UE. El liderazgo, queridos alumnos, necesita proyectar esta visión a la gente, y no actuar en base a consideraciones políticas a corto plazo. Esperamos que los líderes de Europa definan la visión de futuro de la UE y actúen de forma responsable para con sus ciudadanos, de la misma forma que lo hicieron los padres fundadores de la UE, Konrad Adenauer, Henri Spaak, Robert Schuman y Jean Monnet.
“En 1999, a petición del Gobierno grecochipriota, dijimos que la resolución del conflicto chipriota no era un prerrequisito para la adhesión de Chipre a la UE. Obramos así en el entendido de que los líderes grecochipriotas no harían nada que pudiera hacer fracasar una propuesta de acuerdo, y de que harían todo lo posible para lograr una solución. Hice un llamamiento al Sr. Papadopoulos para que estuviese a la altura de sus compromisos”.
La intención real de la administración grecochipriota quedó clara cuando el Sr. Talat les propuso, primero, fijar un plazo para la conclusión de las negociaciones y, segundo, someter a la mediación internacional aquellos temas sobre los que no se puede alcanzar un acuerdo. Sin embargo, ambas propuestas fueron rechazadas por el Sr. Christofias. El Sr. Christofias confesó sus intenciones reales el 23 de marzo de 2009. Según el diario grecochipriota HARAVGI, el Sr. Christofias, en su discurso ante el Congreso por el Movimiento Medioambiental en Nicosia, dijo que las circunstancias que se desarrollaron en las negociaciones no eran fáciles. Christofias recalcó que se estaban haciendo esfuerzos para superar el impasse que se prolongaba ya durante cinco años en el conflicto de Chipre, aunque él no había prometido a nadie que estos esfuerzos fuesen a desembocar en el logro de una solución. Por último, manifestó que tenían un plan en base al cual si las negociaciones fracasaban Turquía apechugaría con la responsabilidad.
Turquía continuará apoyando a la República Turca de Chipre del Norte hasta el final de estas negociaciones. Sin embargo, confiamos en que la Administración grecochipriota de Chipre del Sur no utilice las relaciones turco-comunitarias como un argumento para ejercer presión en Chipre. Si eventualmente su comportamiento fuera éste, confiamos que nuestros amigos y dirigentes europeos tomen una posición común contra el mismo. Esperamos que se anime a ambas partes para que el proceso de negociación en el periodo que se avecina dé resultados positivos, y que finalmente Chipre cese de ser un tema en permanente debate y se convierta en una isla de paz y estabilidad, y un faro que transforme el Mediterráneo Oriental.
En conclusión, quisiera manifestar que Turquía no está pidiendo ningún trato o favor especial de la UE. Turquía quiere que se le trate de la misma manera que se trató a los otros países candidatos. Citando el informe de la Comisión Independiente: “los Gobierno europeos deben cumplir sus compromisos y tratar a Turquía con la justicia y el respeto que se merece. Las actitudes y políticas negativas de los dirigentes europeos son claramente contrarias a todas las decisiones y compromisos previos de la UE. Cuestionan la credibilidad y la fiabilidad de la UE, y el principio de pacta sund servanda por el que los acuerdos deben ser cumplidos”.
Gracias.
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