Militantes sunníes y chiíes se enfrentaron el domingo y el lunes en las principales ciudades del país tras el asesinato el viernes del general Wissam al-Hassan, quien había desafiado la influencia del régimen de Assad en Líbano.
Las tensiones sectarias en Líbano entre partidarios y detractores del régimen sirio tras el atentado del viernes dejaron en las últimas horas varios muertos y decenas de heridos en la capital, Beirut, así como en otras partes del país, según informaron medios de comunicación de ese país.
Militantes sunníes y chiíes se enfrentaron el domingo por la noche y durante la mañana del lunes en varios barrios de Beirut, así como en otras ciudades importantes del país como Trípoli y en las cercanías de Sidon. Decenas de hombres armados recorrían el lunes las calles de la capital en barrios como Tariq Jadideh, de mayoría sunní, desoyendo los llamamientos a la calma de líderes políticos y religiosos.
Cientos de manifestantes enfurecidos trataron de asaltar el domingo el palacio del gobierno en Beirut tras el funeral por Al-Hassan, obligando al ejército libanés a realizar disparos al aire y arrojar gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Fuentes oficiales confirmaron al menos tres muertos y más de una docena de heridos en los enfrentamientos en todo Líbano, que se producen después de que el domingo miles de personas despidieran al general Wissam al-Hassan, muerto en el atentado con coche bomba del pasado viernes en un barrio de mayoría cristiana, y que había desafiado la influencia siria en el país investigando la implicación de Damasco y Hezbolá en el asesinato en 2005 del ex primer ministro Rafik al-Hariri.
Precisamente su muerte no sólo ha desatado el temor a que el frágil equilibrio de poder que mantiene unido y en paz el Líbano se rompa en mil pedazos haciendo revivir la guerra civil que asoló este pequeño país del Mediterráneo entre 1975 y 1990, sino que ha provocado que la oposición pida la cabeza del primer ministro libanés Najib Mikati, un sunní pero que sin embargo lidera una coalición de gobierno en la que Hezbolá -aliada del régimen sirio- es uno de los principales partidos.
Pero Mikati compareció el sábado ante la televisión para decir que el presidente del país, Michel Sleiman, le había pedido que postergara su decisión a la espera de una ronda de consultas con los principales partidos libaneses para evitar un «vacío de poder» que podría ser desastroso para Líbano en estos momentos.
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