Kemal Kılıçdaroğlu afirmó el domingo que el primer ministro turco debería “pedir disculpas al pueblo turco” por su gestión de la crisis de Taksim, mientras el domingo las protestas se extendían a la capital turca.
El líder del principal partido opositor de Turquía (Partido Republicano del Pueblo o CHP), Kemal Kılıçdaroğlu, declaró el domingo un día después de que la policía desalojara la emblemática Plaza de Taksim que el primer ministro, Recep Tayyip Erdoğan, debería “pedir disculpas al pueblo turco” por su forma de actuar ante la protesta en el Gezi Park de Estambul, que ha generado una ola de manifestaciones por todo el país dejando cerca de un millar de detenidos y cientos de heridos.
Kılıçdaroğlu se defendió de las acusaciones del primer ministro y líder del partido gobernante AKP, Tayyip Erdoğan, quien un día antes le acusó a él y a su formación de manipular a los manifestantes y retó a Kılıçdaroğlu diciendo: “Si usted puede reunir a 100.000 personas, yo puede reunir a un millón”.
Kılıçdaroğlu respondió el domingo diciendo que las protestas y reacciones vistas durante los últimos días eran un producto de la “opresión” de Erdoğan y las políticas de su partido AK, y no de una trama organizada por el CHP. “Turquía no es la Turquía que Erdoğan conoce”, subrayó Kılıçdaroğlu, añadiendo que el primer ministro turco no debería subestimar las protestas vistas en Estambul y en decenas de otras ciudades.
El líder del CHP reiteró que había asistido a las protestas en Estambul como un ciudadano más y que éstas no habían sido organizadas por su partido; preguntado por los ataques que grupos de manifestantes realizaron contra periodistas, equipos de TV y vehículos de cadenas supuestamente afines al gobierno, Kılıçdaroğlu señaló que no era a los periodistas a quienes debía culparse pero que él también creía como muchos de los manifestantes que la mayoría de los medios de comunicación en Turquía no estaban cubriendo de forma adecuada los acontecimientos.
El domingo Taksim, ya libre de la presencia policial y abierta a los activistas, parecía mantenerse en relativa calma; las protestas por contra se trasladaron al cercano distrito de Beşiktaş –donde se encuentra la oficina del primer ministro turco- y a otras grandes ciudades como İzmir y Ankara, donde se produjeron duros enfrentamientos entre policía y manifestantes que dejaron decenas de heridos y detenidos, en un signo de que las protestas han tomado un cariz totalmente político –pese a que empezaron para evitar la tala de unos árboles en el Gezi Park de Taksim- y podrían continuar en los próximos días.
El domingo a las 21:00 horas se repetía en muchos barrios y distritos de Estambul la misma escena vivida durante los últimos tres días, con el sonido de “caceroladas” pudiendo escucharse perfectamente en muchas zonas de la ciudad acompasado por gritos de protesta desde la calle y las casas y el encendido y apagado de las luces de muchas viviendas en señal de protesta. En las calles los coches encendían también sus luces y hacían sonar sus bocinas al unísono, repitiendo la misma forma de protesta popular que sea ha venido produciendo desde la noche del viernes.
El gobierno investigará a los policías que cometieron abusos
Mientras tanto el ministro del interior turco Muammer Güler anunciaba el fin de semana que los agentes de policía que emplearon de forma abusiva el gas lacrimógeno contra los manifestantes o que usaron la fuerza de manera excesiva serán investigados.
Según explicó Güler el sábado a la prensa, todas las grabaciones de video realizadas durante las intervenciones de la policía serán analizadas para determinar si hubo violaciones de la ley o del código de conducta durante la intervención de los efectivos antidisturbios, tras lo cual “se tomarán acciones legales contra los agentes que se haya determinado que han usado la fuerza de forma desproporcionada”.
Pese a estas declaraciones, el domingo en las protestas llevadas a cabo por la noche en Estambul –así como en otras ciudades como Ankara- la policía antidisturbios recurrió nuevamente al uso masivo de gases lacrimógenos para reprimir las protestas en muchas calles de la ciudad, provocando una densa humareda y afectando a muchos residentes en sus casas.
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