En unas sorprendentes declaraciones, el ministro de economía turco criticó el doble rasero y la competencia desleal de la UE con Turquía, así como la decisión de concedérsele el Nobel de la Paz.
En unas declaraciones hechas esta semana y recogidas por la agencia de noticias turca Anatolia, el ministro de economía turco Zafer Çağlayan tuvo duras palabras para la Unión Europea, una institución que recientemente fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz por haber mantenido la paz en el viejo continente durante más de medio siglo.
«La UE es la unión más falsa de todos los tiempos. Es la organización más hipócrita del mundo. Esta UE ha mantenido a Turquía esperando a sus puertas durante 50 años», dijo Çağlayan, quien aseguró además que se echó a reir cuando se enteró de que el Nobel de la Paz de 2012 se le concedía a la Unión Europea.
«Si premias a la UE con un premio por su doble rasero e hipocresía, mejor que uno por la paz, entonces sería suficiente para nosotros, lo aceptaríamos», declaró el ministro, quien arremetió contra la institución europea por imponer durísimas restricciones en la concesión de visados a los empresarios turcos y cuotas en los productos procedentes de Turquía, lo que calificó como una clara competencia desleal con el país euroasiático.
Ankara inició formalmente las negociaciones de acceso para el ingreso en la Unión Europea como miembro de pleno derecho en 2005, después de que el propio primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan amenazara con levantarse de la mesa de negociaciones si Bruselas seguía cediendo a las presiones de algunos gobiernos y grupos dentro de la Unión opuestos a ver una Turquía integrada en Europa.
Sin embargo desde entonces los progresos han sido mínimos, y sólo uno de los 35 capítulos que componen el proceso de negociación previo a la entrada de un país candidato en la UE ha sido completado. El resto han sido ralentizados por el bloqueo político impuesto por varios estados miembros, que mantienen paralizados 13 de esos capítulos, así como por la disputa en torno a la dividida isla mediterránea de Chipre, donde el gobierno greco-chipriota (que forma parte de la UE desde 2004) boicotea las negociaciones entre la UE y Turquía por la negativa de esta última a reconocerlo como el gobierno legítimo de toda la isla, incluyendo el norte de mayoría turco-chipriota.
La cuestión europea, si bien sigue siendo uno de los pilares estratégicos de la política exterior turca según afirmaba recientemente el presidente turco Abdullah Gül, cada vez tiene menos peso en la política interior de Turquía, donde las encuestas reflejan un creciente desánimo y desinterés entre sus ciudadanos, que creen que la UE tiene un doble rasero y no desea ver a Turquía en su seno por ser un país cuya población es mayoritariamente musulmana.
Este hecho se vio reflejado el mes pasado en el congreso que el partido gobernante AKP de Tayyip Erdoğan celebró en Ankara, donde al contrario que otros años la integración de Turquía en la UE no fue uno de los temas principales y ni siquiera fue mencionada por el primer ministro y líder del partido.
De hecho la apuesta por las reformas encaminadas a integrar el país euroasiático en la Unión Europea fue uno de los discursos dominantes durante la campaña electoral que llevó al AKP al poder en 2002, en claro contraste con los últimos comicios, donde conscientes de la desilusión entre muchos turcos, muchos líderes del partido evitan incluso mencionar a la UE, que ha pasado a ser un tema secundario frente a otros más relevantes para los turcos como la economía, la lucha contra el terrorismo o la elaboración de una nueva constitución.
El propio ministro turco para la UE, Egemen Bağış, quien criticó también severamente hace unos días el último informe de progresos de Turquía elaborado por la Comisión Europea acusándolo de ser parcial, tendencioso y especulativo, reconoció públicamente que la ausencia de la UE en el último congreso del AKP había sido un claro mensaje de Erdoğan «a los políticos de mente estrecha de Europa».
No obstante, y pese a los recelos mutuos, la Unión Europea sigue siendo el principal socio comercial de Turquía; y casi oculto en las páginas finales del manifiesto final tras el congreso del AKP de septiembre, el partido de Erdoğan reafirmaba que la integración total de Turquía en la Unión Europea, como miembro de pleno derecho y en el menor plazo posible, sigue siendo uno de los objetivos del partido gobernante en el país euroasiático.
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