Ankara trata de calmar las preocupaciones desatadas entre sus aliados occidentales después de que hace un mes anunciara un acuerdo con la firma china CPMIEC para desarrollar su sistema antimisiles.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan declaró el jueves que su país podría aceptar propuestas para desarrollar su sistema de defensa antimisiles nacional de sus socios de la OTAN siempre y cuando el preacuerdo firmado con China no acabe cerrándose.
«Actualmente no sé si hay diferentes propuestas de otras partes. Si las hay, podrían ser estudiadas», publicó el diario turco Bugün («Hoy») citando declaraciones del primer ministro a su regreso de Kosovo. «Sólo si China se retira de las negociaciones surgirá la posibilidad de conversaciones con las otras partes», añadió.
Erdoğan respondía así a las críticas y preocupaciones manifestadas por sus socios de la Alianza Atlántica, desde que Ankara anunciara a finales de septiembre que la firma china CPMIEC era la ganadora en el concurso público iniciado para la producción del sistema nacional de defensa antimisiles de Turquía, con un coste estimado en torno a los 3.000 millones de euros.
La firma china de defensa propuso la construcción de su sistema defensivo FD-2000 (HQ-9) frente a los Patriot del consorcio estadounidense Raytheon & Lockheed Martin –ya desplegados por la OTAN en Turquía-, los S-300 de la empresa rusa Rosoboronexport, o los SAMP/T Aster 30 del consorcio italo-francés Eurosam. La propuesta china presentó una solución de coproducción tal y como exigía el gobierno turco, y rebajó los costes de producción hasta los 2.200 millones de euros.
Se da la circunstancia de que CPMIEC fue sancionada en febrero por Washington por violar supuestamente los acuerdos internacionales sobre armas con Irán, Corea del Norte y Siria, algo que ya ocurrió también en el año 2003 por sus ventas al gobierno de Teherán. Los aliados de Turquía argumentan además las dificultades de compartir su tecnología y códigos con Pekín, a quienes muchos en Occidente ven como un potencial futuro rival.
Raytheon insistía el jueves en un comunicado en que estaba dispuesta a proporcionar su sistema de misiles Patriot a Turquía, el mismo día en que el embajador estadounidense en Ankara, Francis Ricciardone, volviera a subrayar durante un encuentro con periodistas en la capital turca que Washington estaba profundamente preocupado por la incompatibilidad del sistema de defensa chino con los empleados por la OTAN. Ricciardone, que se refirió al problema como «una cuestión de defensa estratégica mutua», recordó además las sanciones impuestas por EE.UU. contra CPMIEC.
Desde el gobierno turco se argumenta por contra que el concurso fue transparente y que la decisión es puramente comercial, aunque insisten en que la decisión última aún no ha sido tomada. Ankara subraya además que la propuesta china, además de ser la más competitiva, fue la única que aceptó la condición exigida de realizar parte de la producción de los misiles en suelo turco como parte de los planes de Turquía para impulsar su industria de defensa, inmersa en proyectos para construir barcos, cazas, tanques y otro equipamiento militar con tecnología propia.
Por otro lado el gobierno chino respondía también a la creciente presión de los aliados occidentales de Turquía por boca de la portavoz de exteriores Hua Chunying, quien insistió en que se trataba de una «cooperación de comercio de armas normal» y criticó los intentos por politizar una cuestión puramente de competencia comercial.
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