Grecia no ha tenido tregua desde que un joven de 15 años muriera el pasado fin de semana por disparos de la policía. Desde entonces miles de personas han salido a la calle para manifestarse, y tras cinco días de protestas y disturbios el país es un caos. Pero, ¿qué hay detrás de estas protestas?
Lo que está sucediendo en Grecia puede que no sea un hecho aislado. De momento, ha habido protestas en solidaridad con lo ocurrido en Grecia en España, Dinamarca, Francia e Italia. Si bien la muerte de un joven estudiante griego por un presunto disparo de un policía fue lo que hizo estallar las violentas protestas de los últimos cinco días, detrás hay un trasfondo económico.
Grecia es una de las economías europeas más débiles. Su deuda se eleva al 93% del PIB y su déficit público (15% del PIB) es el más alto de la eurozona y el sexto más grande a nivel mundial en términos absolutos. Año tras año la inflación ha erosionado la competitividad de su economía, donde el turismo es la gran fuente de ingresos. Pero destinos como Turquía o Croacia están pisando fuerte en detrimento de Grecia, lo que se está notando en las arcas públicas. Esta situación ha obligado al gobierno del conservador Costas Karamanlis a aprobar una serie de reformas bastantes impopulares (subida de impuestos, recorte en las pensiones) con las que pretende introducir cierta disciplina presupuestaria a sus cuentas públicas.
A ello se ha sumado una reforma universitaria, en favor de la enseñanza privada, que despertó muchas ampollas en un país donde el gasto público en la universidad figura entre los más bajos de Europa. Y para colmo, el partido en el gobierno, -Nueva Democracia- se ha visto involucrado en una serie de escándalos financieros que acabaron de limar la confianza de los griegos en el gabinete de Karamanlis, que en septiembre de 2007 renovó su mayoría en las elecciones generales por tan sólo dos escaños.
Fue entonces cuando llegó la crisis financiera internacional… y Grecia hizo crack. Los griegos ven cómo la falta de crédito hace mella en sus bolsillos, mientras sus perspectivas laborales se reducen a pasos agigantados. Con un problema de paro endémico, que en el caso de los jóvenes se eleva hasta el 23% de la población, la muerte del joven Alexander Grigoropulos hizo saltar por los aires un malestar social que la población griega arrastra desde hace meses.
Precisamente, protestar contra esas reformas era el objetivo de la huelga general que ayer paralizó el país (servicios públicos, aeropuertos y escuelas permanecieron prácticamente cerrados) después de cinco días de disturbios. Por ahora las manifestaciones han dejado una costosa factura al comercio: 200 millones de euros en daños causados por los disturbios, según los cálculos de la Unión de Comerciantes de Atenas… y eso, sólo en la capital.
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