La resolución no vinculante aprobada el miércoles insta a todos los países miembros de la UE y a Turquía a reconocer la muerte de armenios en 1915 como un “genocidio”, e insta a ambos países a normalizar sus relaciones.
El Parlamento Europeo (PE) adoptó el miércoles una resolución en la que urge a todos los Estados miembros de la UE así como a Turquía a reconocer los sucesos acontecidos en 1915 durante los años finales del Imperio Otomano como un “genocidio”, en una votación que habría sido aprobada a mano alzada “por una amplia mayoría”, según la presidencia de la cámara, si bien no resulta vinculante.
La moción aprobada en el PE, dominado por el Grupo Popular, considera “un paso en la buena dirección” las declaraciones realizadas hace un año por el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan –entonces primer ministro- y otros políticos del país al “ofrecer sus condolencias y reconocer las atrocidades cometidas contra los armenios otomanos”, y se produce un día después de que la propia Comisión Europea urgiera a Turquía y Armenia a normalizar sus relaciones.
“La importancia de mantener vivos los recuerdos del pasado es primordial, dado que no puede haber reconciliación sin verdad ni memoria”, dice la resolución, que se hace eco de otra similar adoptada por la misma cámara en 1987 en la que ya se calificó los sucesos de 1915 como un “genocidio” contra los armenios del Imperio Otomano. El texto también señala que para la normalización de relaciones entre ambos países es necesaria la “apertura de la frontera” turco-armenia y la “integración económica” entre ambas naciones.
El texto, que da por buenas las cifras de la diáspora armenia al hablar de la muerte de “un millón y medio de armenios que perecieron en el Imperio Otomano” hace ahora 100 años, hace referencia también a las declaraciones que el Papa Francisco realizó el domingo en el Vaticano durante una ceremonia religiosa a la que asistió el presidente Armenio Serzh Sargsyan, donde el Pontífice volvió a insistir en considerar la masacre cometida contra los armenios como “el primer genocidio del siglo XX”.
Tanto la Comisión Europea como el Consejo Europeo rehusaron sin embargo sumarse a la declaración y calificar los acontecimientos de 1915 como un “genocidio”. Así mismo los representantes del grupo del PE denominado Amigos de Turquía, compuesto de eurodiputados socialdemócratas, verdes y cristianodemócratas liberales, habían solicitado el martes –un día antes de la votación- que la Eurocámara emitiese una “resolución equilibrada” sobre esta cuestión, considerando que un texto a favor de la versión armenia no sólo no ayudará al proceso de reconciliación sino que además “las intervenciones externas han fomentado el nacionalismo reaccionario y dificultado el diálogo”.
Armenia y su diáspora defienden la tesis de que un millón y medio de armenios murieron entre 1915 y 1917 durante los años finales del Imperio Otomano -en plena I Guerra Mundial-, asegurando que las autoridades otomanas del momento establecieron un plan determinado para exterminar a la población armenia del imperio en lo que consideran fue el primer genocidio de la Historia. Desde entonces la diáspora armenia ha estado ejerciendo una notable presión en varios países para pedir que sus parlamentos reconozcan oficialmente la existencia del genocidio armenio, lo que para Turquía supondría además el pago de cuantiosas indemnizaciones y la devolución de propiedades. Hasta ahora sin embargo apenas una veintena de países de todo el mundo han reconocido oficialmente la existencia del genocidio armenio.
Por su parte Turquía no niega que cientos de miles de armenios murieran en aquella época, pero rebaja su número a unos 300.000 y asegura poseer documentos que demuestran que al menos un número mayor o igual de turcos y otros ciudadanos musulmanes del antiguo Imperio Otomano murieron a manos de los armenios, que se alzaron contra el gobierno central de Constantinopla (luego llamada Estambul) en medio de la Guerra Mundial con ayuda de Rusia, con el objetivo de establecer en la Anatolia Oriental lo que los nacionalistas armenios llamaban «la Gran Armenia«.
Ankara así mismo niega que esas muertes fuesen producto de un plan determinado (algo necesario para que se puedan definir como «genocidio»), y ha propuesto la creación de una comisión internacional e imparcial de expertos e historiadores que examine todos los documentos existentes sobre este asunto, y cuya decisión Turquía acataría. Hasta ahora sin embargo tanto Armenia como su diáspora han rechazado esta idea.
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