Guerra en las calles. Cadáveres de sindicalistas. Manifestantes huyendo en tromba por los aledaños de la Plaza de Taksim. Caos. Treinta y dos años han pasado desde que se hicieron aquellas fotos en blanco y negro, mucho ha cambiado Turquía desde entonces.
Aquellas imágenes de la estampida contrastan vivamente con las que se pudieron ver el pasado 1 de mayo. Una foto simbólica: miembros de los sindicatos colgados del Monumento de la República en la notoria Plaza de Taksim ondeando sus banderas. El simbolismo de esta instantánea es de gran valor. Pero para ello debemos recapitular y adentrarnos ligeramente en lo que ocurrió el 1 de mayo de 1977.
La edición del 2 de mayo de 1977 del diario Hürriyet abría con el titular: “Masacre de mayo: 34 muertos.” Durante la década de los años 70 Turquía sufrió enfrentamientos entre miembros de extrema izquierda y extrema derecha, en los que murieron miles de personas. Como en otros países, Estados Unidos intervino secretamente apoyando a grupos paramilitares de extrema derecha para evitar el surgimiento de movimientos comunistas que pudiesen desestabilizar al país. El 1 de mayo de 1977 una multitud de 500.000 sindicalistas, liderados principalmente por la Confederación de Sindicatos Revolucionarios de Turquía, o DİSK, se dirigió a la Plaza de Taksim para celebrar el Día del Trabajador. La tragedia, aún no resulta, tuvo lugar cuando supuestos francotiradores dispararon desde los edificios que rodeaban la plaza, matando a varias personas y sembrando el caos entre los manifestantes. El pánico causó una estampida que fue lo que a la postre segó más vidas. En total murieron 34 personas y hubo cerca de 200 heridos. Un aura de misterio rodeó los francotiradores pertenecían supuestamente a las fuerzas contra-guerrilla (la rama turca de la operación Gladio), que no fueron juzgados, desapareciendo sospechosamente las pruebas. A partir de entonces, tras el golpe militar de 1980, se prohibieron las manifestaciones en la plaza de Taksim. Muchos años hubo conatos de ello pero la policía los reprimió.
Turquía ha vivido bajo la sombra de aquel trágico evento. Los culpables salieron indemnes, la verdad no salió a la luz y la libertad de los sindicatos se vio restringida. Más de treinta años después aquella herida sigue abierta en la sociedad turca. Pero lo acontecido este 1 de mayo del 2009 da muestras de que Turquía está superando sus fantasmas pasados.
Tras horas de negociaciones, las autoridades permitieron que unas 5.000 personas entrasen en la Plaza de Taksim durante la celebración del 1 de mayo. Por primera vez en 32 años manifestantes de los sindicatos pudieron celebrar el Día del Trabajador en Taksim. Éstos se subieron al Monumento de la República, que conmemora la victoria de Turquía en su Guerra de la Independencia, y recordaron a las 36 víctimas del incidente de 1977. Pero tal vez, el momento más llamativo tuvo lugar cuando se colgó una pancarta en el Hotel Mármara, antiguo Hotel Intercontinental desde donde se disparó hace 32 años, que leía “Encontrad a los pistoleros que dispararon desde aquí el 1 de mayo de 1977.” Después de una hora y media los manifestantes se retiraron pacíficamente. Por supuesto que hubo disturbios en las cercanías de Taksim y en otros distritos de Estambul como Şişli y Pangalti, en los que hubo 10 heridos y 15 detenidos. No obstante, esos hechos han de quedar en un segundo plano pues Turquía le ha ganado un punto a su historia más negra.
Aún quedan muchos puntos de la historia turca que han de ser aclarados: el golpe de 1980, Ergenekon, la cuestión kurda… Pero sin lugar a dudas este es un buen comienzo para que Turquía avance y le gane la partida su pasado, sin olvidarlo, respetándolo pero no temiéndolo, pues del pasado se aprenden valiosas lecciones que no han de ser ignoradas. Por su puesto, el gobierno juega un papel importante, como en este caso que permitió que entrasen manifestantes el Taksim, pero el motor para desvelar el pasado y avanzar es la sociedad turca. Los ciudadanos son aquellos que han de tomar las riendas del asunto con las armas que poseen (el voto, manifestaciones…), sin dejarse influir por minorías extremistas y violentas. Lejos de ser imposible se necesita que la sociedad se conciencie y deje atrás sus diferencias para caminar hacia un único objetivo común: la verdad.
İnşallah.
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