Putin y Erdoğan se reúnen para poner fin a la crisis entre Rusia y Turquía

El encuentro es seguido muy de cerca por quienes buscan una solución a la crisis en Siria y también desde Washington, que teme perder a Turquía en favor de Moscú a causa de las tensiones por la extradición del clérigo Fethullah Gülen.

El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan y su homólogo ruso Vladimir Putin se reunieron el martes en la ciudad de San Petersburgo en una reunión clave que marca su primer encuentro desde el derribo el pasado noviembre de un caza ruso que se internó en la frontera de Turquía, y que pretender marcar un punto y aparte en las relaciones bilaterales entre ambos países, rotas tras aquel incidente.

La delegación turca encabezada por Erdoğan fue recibida con gran pompa en el Palacio de Constantino a las afueras de la antigua capital rusa. En su viaje el mandatario turco estuvo acompañado por el vice primer ministro y responsable de economía Mehmet Şimşek, el ministro de exteriores Mevlüt Çavuşoğlu, el ministro de Energía y Recursos Naturales Berat Albayrak y el jefe los servicios secretos Hakan Fidan, entre otros.

Durante la reunión mantenida en el palacio, Erdoğan afirmó que las relaciones entre Turquía y Rusia entraban en una nueva fase tras la normalización de los lazos entre ambas naciones, al tiempo que agradeció a Putin su postura clara desde el primer momento en contra del intento de golpe de Estado que sufrió Turquía el pasado 15 de julio; Putin fue de hecho uno de los primeros líderes extranjeros en telefonear a Erdoğan para rechazar la intentona golpista, y el martes volvió a remarcar que Moscú estaba en contra de cualquier intento de derrocar al gobierno legítimo.

Rusia está en contra de todo tipo de intento de golpe de Estado. Confío en que bajo su mandato el pueblo turco pueda superar este problema”, dijo Putin a Erdoğan en declaraciones públicas ante los periodistas que cubrían el encuentro. En este sentido, el presidente ruso valoró altamente la visita del Presidente de la República Turca en un momento en que Turquía atraviesa una complicada situación en lo que a política interna se refiere.

“Su visita hoy, a pesar de la situación tan difícil con respecto a la política interna (de Turquía), indica que todos queremos recuperar el diálogo y restaurar las relaciones entre Rusia y Turquía”, declaró Putin, añadiendo que la reunión suponía una oportunidad para tratar en persona numerosos asuntos regionales y bilaterales, incluyendo las relaciones económicas y la lucha conjunta contra el terrorismo. Putin también subrayó que la recuperación de las tradicionalmente buenas relaciones entre ambos países beneficiará tanto a Turquía como a Rusia.

En declaraciones realizadas a la agencia de noticias rusa TASS antes de su viaje a San Petersburgo, Erdoğan calificó la visita a Rusia como “histórica” y “un nuevo comienzo”, asegurando que se abría una nueva página para los dos países. “Nuestros países tienen mucho que hacer juntos”, aseguró el presidente turco resaltando la importancia de la cooperación turco-rusa a nivel regional e internacional. También el ex presidente ruso Mijaíl Gorbachov se refirió el martes a la reunión entre ambos dirigentes como fundamental y beneficiosa para Turquía y Rusia pero también para el mundo.

A este respecto, Erdoğan subrayó el lunes el papel clave de Rusia para poner fin a la guerra en Siria. “Todos deseamos poner fin al derramamiento de sangre y las muertes lo antes posible… Debo decirlo claramente: el paso más importante y el actor principal para llevar la paz a Siria es la Federación Rusa… Creo que nosotros, Rusia y Turquía, deberíamos resolver este asunto (en Siria) dando pasos conjuntos”, insistió el presidente turco.

Una visita seguida muy de cerca desde Washington

La visita de Erdoğan a Rusia supone el último paso de una serie de acercamientos iniciados en los últimos meses entre ambos países para poner fin a una grave crisis, desatada el 24 de noviembre por el derribo de un caza ruso que entró en territorio turco mientras bombardeaba el norte de Siria: un incidente del que ahora se responsabiliza a dos pilotos que se creen tenían vínculos con el movimiento religioso dirigido por el clérigo islámico Fethullah Gülen, el mismo al que gobierno y oposición en Turquía acusan de infiltrar a sus miembros en el ejército turco y de estar detrás del golpe del 15 de julio.

Precisamente la reunión entre ambos mandatarios se sigue muy de cerca desde Washington; Turquía ha advertido en los últimos días a Estados Unidos que corre el riesgo de poner en peligro las buenas relaciones que han mantenido siempre a nivel político ambos países si EE.UU. no acepta extraditar a Gülen, que desde 1999 vive autoexiliado en un rancho aislado en Pensilvania. No son pocos los que creen en Turquía que Washington, o agencias como la CIA, podrían haber estado sirviéndose durante años de Gülen y encubriendo sus actividades, pese a que las autoridades norteamericanas niegan todas estas acusaciones. La cuestión de Gülen no sólo pone en riesgo la cooperación entre Washington y Ankara sino que además, con el nuevo acercamiento entre Turquía y Rusia, Estados Unidos teme ahora perder a Turquía en favor de los rusos.