Niños de numerosos países se unieron a las actividades y festejos de una jornada en la que los más pequeños fueron protagonistas y, por un día, incluso políticos.
Turquía festejó el martes el Día de la Infancia y la Soberanía Nacional en numerosos actos por todo el país que tuvieron lugar también en la República Turca del Norte de Chipre (KKTC), y en los que los niños fueron los claros protagonistas de una jornada marcada por un ambiente multicultural y festivo.
El primero de los actos oficiales con motivo de la jornada tuvo lugar como suele ser habitual en el Mausoleo de Mustafa Kemal Atatürk en Ankara (Anıtkabir), en un acto en el que estuvieron las principales autoridades políticas del país con excepción del primer ministro Erdoğan, ausente de los actos por un proceso gripal. La ceremonia estuvo presidida en su ausencia por el presidente del parlamento, Cemil Çiçek. Por su parte el presidente turco Abdullah Gül recibió en el palacio presidencial de Çankaya como suele ser habitual a un grupo de niños.
Millones de estudiantes y escolares asistieron a las numerosas ceremonias celebradas en colegios, calles y estadios a lo largo y ancho de todo el país en una jornada festiva para los más jóvenes que se prolongará hasta el jueves, día en que se retomarán las clases.
Muchos de los actos, en los que hubo actuaciones con danzas típicas de la región, contaron con la participación de niños de otros países, que representaron los bailes propios de su folclore nacional. Así ocurrió por ejemplo en ciudades como Şanlıurfa o Gaziantep, donde hubo representaciones de niños de Nigeria, Moldavia, Montenegro, Chipre, Kirguistán o Rusia. En otras como en Artvin, al Este del Mar Negro, asistieron chavales de la vecina Georgia.
En la provincia fronteriza de Kilis, limítrofe con Siria y que acoge a un gran número de personas huidas del conflicto en ese país, niños refugiados sirios se unieron a las festividades. También en solidaridad con Siria y sus refugiados se colocó una hucha gigante en Kocaeli, al noroeste de Turquía, en la que los niños turcos podían depositar juguetes para ser enviados a Siria.
Otro acto solidario se dio en la provincia meridional de Adana, en la costa mediterránea de Turquía, donde jugadores de fútbol del equipo local visitaron en el hospital a niños enfermos de cáncer. En Kütahya, al oeste de Anatolia, se organizó una curiosa carrera en la que corrieron juntos abuelos y nietos; y en İzmir, en la costa turca del Egeo, cerca de 800 niños procedentes de 45 países distintos de todo el mundo se unieron a las celebraciones en la ciudad.
Otra de las tradiciones que cada año cobra más significancia es la de que los niños sustituyan –aunque sólo sea por un día y de forma simbólica- a los adultos en puestos de responsabilidad. De este modo Nermin İrem Kocakalay, una pequeña estudiante de quinto grado de primaria procedente de la provincia suroriental de Mersin, se convirtió durante unas pocas horas en la primera ministra del país euroasiático.
Nermin conmocionó a los presentes con un discurso en el que describió entre lágrimas un sueño en el que ella era primera ministra de Turquía y tenía una varita mágica con poderes para cumplir sus deseos, explicando que con ella construía parques para los niños y les conseguía un trabajo. El primer ministro Erdoğan, sentado junto a la que se refirió como “nuestra primera ministra”, consoló posteriormente a la pequeña y le dijo emocionado: “Ojalá puedas ser primera ministra y verlo cumplido”.
Turquía celebra cada 23 de abril el Día de la Infancia, que coincide además con la celebración del Día de la Soberanía Nacional. La festividad fue instaurada en 1920 por el fundador de la República Turca, Mustafa Kemal Atatürk, coincidiendo con el día en que se instituyó la Asamblea Nacional Turca y como prueba de la gran importancia y devoción que Turquía tiene hacia los niños. En la actualidad se trata de la fiesta dedicada a la infancia más antigua que existe en el mundo.
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