El primer ministro turco recordó que el régimen sirio ya llegó anteriormente a acuerdos similares con la Liga Árabe y Naciones Unidas que finalmente acabó incumpliendo.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdoğan, declaró el jueves tener dudas sobre las verdaderas intenciones del presidente sirio Bashar al-Assad tras haber aceptado una propuesta rusa para poner todo su arsenal químico bajo control internacional, lo que según el mandatario turco podría ser una maniobra para ganar tiempo y llevar a cabo “nuevas masacres”.
“El régimen de Assad no ha estado a la altura de ninguna de sus promesas, ha ganado tiempo para nuevas masacres y esto es lo que continúa haciendo. Tenemos dudas de que las promesas sobre las armas químicas vayan a cumplirse”, afirmó Erdoğan durante un discurso pronunciado en Estambul.
“La muerte es la muerte. No es importante qué arma, química o no, se haya usado. Deberíamos poner a todas las armas utilizadas en Siria en la misma categoría”, declaró el primer ministro turco, añadiendo además que la política de “puertas abiertas” para los refugiados sirios continuaría, pese a los últimos incidentes en la frontera que han obligado a las fuerzas de seguridad turcas a extremar las medidas de control y reforzar sus efectivos en la región.
El gobierno sirio aceptó formalmente el lunes la propuesta hecha por Rusia para poner todo su arsenal químico –estimado en unas mil toneladas y considerado uno de los mayores del mundo- bajo control internacional, en un intento de evitar una contundente respuesta militar por parte de Estados Unidos tras el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto a las afueras de Damasco, que causó más de un millar de víctimas civiles incluyendo cientos de niños y sobre el cual tanto EE.UU. como la UE consideran que hay evidencias de que fue obra del régimen.
El plan, que ya ha sido presentado por Moscú a Washington y a Naciones Unidas y que la oposición siria rechaza como una nueva estratagema de Assad, consistiría en cuatro fases empezando por la entrada oficial de Siria en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Tras éste primer paso el régimen de Assad tendría que informar de la ubicación de todo su arsenal químico así como de los lugares de producción, a lo que seguiría una tercera fase consistente en el acceso de inspectores de la OPAQ, y por último la decisión sobre cómo destruir esas armas químicas. Los analistas estiman no obstante que todo este proceso podría llevar varios meses y que no está claro que Damasco vaya a entregar todo su arsenal de la única arma que puede darle una ventaja crucial en la lucha contra los rebeldes.
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