La proclamación unilateral de independencia que Kosovo realizó en 2008 no violó el derecho internacional, según anunció el jueves el Tribunal Internacional de La Haya en su sentencia.
La proclamación unilateral de independencia que Kosovo realizó en 2008 no violó el derecho internacional, según anunció el jueves el Tribunal Internacional de La Haya en una sentencia que se espera pueda traer repercusiones para los movimientos separatistas de todo el mundo.
La decisión, que se espera provoque que más países reconozcan la independencia de Kosovo, responde a la demanda que Serbia hizo en 2009 ante el alto tribunal alegando que la declaración de independencia que Kosovo realizó unilateralmente fue una «violación flagrante» de su integridad territorial. Un total de 69 países, incluyendo Estados Unidos y la mayoría de los países occidentales, reconocieron la declaración de independencia que Kosovo hizo en febrero de 2008, pero Serbia y otros países como Rusia o España se negaron a reconocer el nuevo estado.
El presidente serbio, Boris Tadic, había declarado antes de conocer el fallo del tribunal que si éste admitía la legalidad de la independencia de Kosovo supondría un factor de desestabilización que abriría las puertas a la creación de nuevos estados en todo el mundo.
Serbia perdió el control de Kosovo en 1999, tras una campaña de bombardeos de la OTAN que puso fin al conflicto que durante dos años enfrentó a Serbia con los independentistas de Kosovo, tras lo cual el territorio pasó a estar administrado por Naciones Unidas y vigilado por las fuerzas de la OTAN. Belgrado se niega desde entonces a reconocer la independencia de Kosovo, una negativa que dificulta sus aspiraciones de ingresar en la Unión Europea. La propia UE ha presionado a muchos de sus países miembros que aún no han reconocido la independencia de Kosovo para que lo hagan.
La sentencia del Tribunal de la Haya sobre Kosovo podría sentar un precedente para otros casos como el de Georgia, que en 2008 presentó otra demanda contra Rusia por la invasión de sus regiones de Osetia del Sur y Abjasia, cuya independencia reconoció posteriormente Moscú, aunque al contrario que en el caso de Kosovo pocos más países reconocieron a los nuevos estados.
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