La fiscalía pedirá la retirada de la inmunidad parlamentaria y hasta diez años de cárcel para los diputados del partido nacionalista BDP que charlaron amistosamente y se abrazaron con miembros del grupo terrorista.
La Oficina del Fiscal de Van, una provincia al este de Turquía, presentó el miércoles un sumario de 15 páginas en el que pide la retirada de la inmunidad parlamentaria a diez diputados del partido nacionalista kurdo BDP -que tiene 35 de los 550 diputados de la Asamblea Nacional de Turquía- y penas de prisión que van de los cinco hasta los diez años de cárcel.
La polémica escena se produjo el pasado 17 de agosto, cuando varios diputados de este partido fueron grabados en unas imágenes ampliamente difundidas por los medios de comunicación turcos y que levantaron una ola de indignación, charlando amistosamente y abrazando a un grupo de miembros armados del grupo terrorista PKK que los habían interceptado en un control de carretera en la provincia de Hakkari, en el extremo sureste del país y donde en los últimos meses se han vivido intensos combates entre el grupo armado y las fuerzas de seguridad turcas.
Los diputados encausados son Adil Kurt, Sebahat Tuncel, Nazmi Gür, Hüsamettin Zenderlioğlu, Halil Aksoy, Ertuğrul Kürkçü, Esat Canan, İdris Baluken, Aysel Tuğluk (diputada independiente por la provincia de Van) y Gültan Kışanak, está última co-presidenta de la formación, cuyos miembros han sido a menudo relacionados con el PKK o su rama urbana, la Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK). De hecho el predecesor del BDP, el DTP fue ilegalizado a finales de 2009 por el Tribunal Constitucional de Turquía por vínculos con la organización armada.
Los diputados están acusados por la fiscalía del Estado de colaboración con banda armada por el suceso ocurrido en agosto, que los parlamentarios del BDP insistieron en que fue un encuentro casual pero que la acusación pone en duda que no estuviera planeado. El partido gobernante AKP del primer ministro Erdoğan y el partido nacionalista MHP ya han dicho que sus diputados votarán a favor de retirar la inmunidad parlamentaria de los diez parlamentarios del BDP si se solicita a la cámara.
Huelga de hambre
Pese a negar sus vínculos con el PKK, el BDP ha estado llevando a cabo una campaña en las últimas semanas en apoyo a centenares de presos que están haciendo huelga de hambre en Turquía desde el pasado septiembre demandando entre otras medidas el fin del régimen de aislamiento de Abdullah Öcalan, líder histórico de este grupo armado de orientación marxista que decidió en 1984 recurrir a las armas para conseguir sus fines políticos en un conflicto que se ha cobrado más de 40.000 vidas desde entonces. Öcalan se encuentra cumpliendo cadena perpetua desde 1999 en la isla prisión de İmralı, y sus abogados aseguran que en los últimos 15 meses sólo ha podido ser visitado en una ocasión por su hermano.
Según los últimos datos oficiales proporcionados por el ministro turco de justicia Sadullah Ergin, que se reunió la semana pasada con algunos de los presos en huelga en Ankara para pedirles que abandonaran la protesta, son cerca de 700 los internos que secundan la protesta en 66 centros penitenciarios distribuidos por todo el país, si bien la prensa turca aseguraba esta semana que 200 de ellos habían abandonado el ayuno en una prisión de la provincia de Van.
El partido BDP promovió el martes en Van y en otras provincias del sureste una jornada de protestas en apoyo a los huelguistas que dejó numerosos comercios cerrados y violentos enfrentamientos con la policía. En ciudades como Diyarbakır, el principal bastión electoral del BDP, unos 500 simpatizantes que coreaban eslóganes a favor de Öcalan y el PKK marcharon hacia la cárcel de la ciudad, donde se enfrentaron con piedras y cócteles molotov a las fuerzas antidisturbios.
Pese a la tensión reinante, el gobierno parece estar dispuesto a ceder en ciertas demandas como la pretensión de los presos de poder testificar en kurdo -que no es lengua oficial en Turquía- ante el tribunal que juzga su caso, o permitir más visitas familiares a Öcalan. En los últimos días han surgido ya sin embargo algunas voces, incluso entre familiares de los propios presos, que critican que sean los presos y no los miembros del partido BDP quienes estén protagonizando una huelga de hambre que pone en peligro su vida y de la que la formación nacionalista parece estar sacando réditos políticos.
En un sentido similar se pronunciaba esta semana el primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan, quien preguntado por un periodista durante su estancia en Berlín aseguró que más la mitad de los presos en huelga de hambre -que calificó de «espectáculo»- han dicho que la abandonarán en los próximos días. «No hay una huelga de hambre, es sólo un show», dijo Erdoğan el miércoles desde la capital alemana, al tiempo que acusó a los líderes del BDP de «hipocresía» y de aprovecharse de los presos ordenándoles seguir la huelga «mientras ellos ayunan con kebaps».
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