La ultraderecha antimusulmana entra en el gobierno de Holanda

La coalición en Holanda formada por democristianos y liberales consiguió alcanzar un acuerdo para gobernar con el apoyo de la formación de extrema derecha Partido por la Libertad (PVV).

La coalición en Holanda formada por democristianos y liberales consiguió finalmente alcanzar un acuerdo para gobernar con el apoyo de la formación de extrema derecha Partido por la Libertad (PVV), que ha triplicado sus votos en las últimas elecciones legislativas con un discurso anti-musulmán.

Los liberales del VVD y los democristianos del CDA poseen 52 escaños del total de 150 del parlamento holandés, por lo que necesitan el apoyo de un tercer partido para conseguir una mayoría parlamentaria suficiente. El acuerdo, que fue anunciado por los dirigentes de los tres partidos, llega tras más de tres meses de arduas y difíciles negociaciones después de las elecciones anticipadas celebradas el pasado 9 de junio.

El principal escollo surgió a principios de este mes en el seno del CDA, donde se suscitó una férrea oposición a colaborar con los extremistas del PVV, liderado por Geert Wilders, cuyo programa está basado en una clara y dura intransigencia con el Islam y en especial con la comunidad musulmana que vive en Holanda, que asciende a casi un millón de personas. Las críticas de los democristianos provocaron la ruptura de las negociaciones por parte de Wilders, aunque más tarde se daría por satisfecho tras la renuncia a su escaño en el parlamento del principal disidente democristiano.

A pesar de que no está claro hasta qué punto esta coalición de gobierno gozará de estabilidad, los iniciales intentos de formar una alianza entre liberales-conservadores, laboristas, liberales de izquierda y los verdes fracasaron debido a las diferencias ideológicas insalvables entre algunos de los partidos.

Las elecciones del pasado junio dieron la victoria a los liberales (VVD, 31 escaños), seguidos de cerca por los laboristas (PvdA, 30 escaños), pero la extrema derecha antimusulmana triplicó sus votos hasta obtener el 15% de las papeletas y convertirse en el el tercer partido más votado, un puesto que arrebataron a los democristianos.