Grecia vivía el miércoles un apagón informativo, sin televisión y con una huelga de periodistas, después de que el martes el gobierno ordenara el cierre súbito de la radiotelevisión pública ERT y el despido de sus 2.700 empleados.
Desde la medianoche del miércoles, Grecia es el único país de Europa sin televisión pública. Tras 75 años de historia, la radiotelevisión pública griega dejó de existir formalmente en la medianoche del martes al miércoles, dejando a sus cadenas de TV y emisoras de radio fuera del aire tras una sorprendente decisión del gobierno del primer ministro Antonis Samaras que coloca en la calle a cerca de 2.700 trabajadores.
El ministerio de Finanzas había anunciado poco antes de la medianoche que a partir de entonces la ERT dejaba de existir, su sede debía ser desalojada por completo y la programación quedaba suspendida hasta la creación de “una nueva cadena pública». Miles de personas se congregaron tras el anuncio frente a la sede de la radiotelevisión pública griega, ubicada al norte de las afueras de Atenas, convocadas para mostrar su apoyo a los trabajadores del ente.
El gobierno griego acusa a la ERT de ser todo un ejemplo de falta de transparencia y despilfarro, pero el cierre súbito llega después de meses de paros por parte de los empleados, opuestos a la reestructuración de la entidad como exige la llamada “Troika” a cambio de los préstamos para salvar la economía griega. En solidaridad con los trabajadores de la ERT, otras cadenas de televisión privadas cesaron el miércoles sus emisiones.
Samaras afrontaba el miércoles una rebelión de sus dos socios de centroizquierda de la coalición de gobierno, furiosos por no haber sido consultados sobre una decisión tan drástica como polémica y poniéndose del lado de los trabajadores y los manifestantes que pedían su reapertura.
Para el jueves varios sindicatos habían convocado en respuesta una huelga general de 24 horas a la que se unía una huelga indefinida de los periodistas, que dejó a Grecia sumida el miércoles en un “apagón informativo” tanto en la televisión como en la prensa. Varios trabajadores de la ERT tomaron la sede de la cadena y comenzaron a retransmitir a través de internet, emitiendo noticias sobre el polémico cierre y retransmitiendo escenas de las miles de personas congregadas frente al edificio en defensa de la cadena pública.
Fuentes del gobierno afirmaron a la prensa que el ejecutivo de Samaras se ha visto obligado a echar el cierre por las presiones de la Unión Europea y el FMI, que exigían el despido de 2.000 empleados públicos este año y 15.000 más para el próximo como parte de las condiciones del rescate financiero a Grecia.
Ante tal disyuntiva, el cierre de la ERT se presentaba como la única opción disponible a corto plazo para cumplir ese objetivo; de hecho la intención anunciada del gobierno es reabrir dentro de unos meses la radiotelevisión pública pero con sólo 700 empleados, justo la diferencia entre los trabajadores del ente público despedidos, 2.700, y los que la Troika exige a Atenas.
En cualquier caso el rechazo al cierre ha sido prácticamente unánime, pese a que hasta el principal partido opositor –la coalición de izquierdista Syriza- reconoce la necesidad de modernizar la ERT. De momento los dos socios de la coalición de gobierno tripartita ya han advertido al primer ministro Samaras que votarán en contra cuando el texto de la ley que ampara el cierre para refundar la ERT sea presentado ante el parlamento griego.
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