Al menos 6 civiles murieron el jueves y otros 70 resultaron heridos después de que el YPG, un grupo armado vinculado al PKK, lanzara varios ataques con cohetes y proyectiles de mortero contra ciudades fronterizas turcas en las provincias de Şanlıurfa y Mardin. 3 de las víctimas eran niñas y otra era un bebé de 9 meses, hijo de un matrimonio de refugiados sirios, que murió por un ataque lanzado contra Akçakale desde la ciudad siria de Tell Abiad, en poder del YPG y asediada por la ofensiva del ejército turco, que busca expulsar al grupo armado de una franja de 30 km para evitar los ataques contra Turquía.
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