El terremoto que ha asolado Haití es según la ONU el peor desastre al que la organización se haya enfrentado en toda su historia, peor incluso que el tsunami de 2004.
El terremoto que ha asolado Haití es según la ONU el peor desastre al que la organización se haya enfrentado en toda su historia, peor incluso que el tsunami de 2004, ya que en Haití han sido destruídas las infraestructuras más básicas.
«Es un desastre histórico», dijo un portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios. «Nunca hemos estado enfrentados a un desastre de esta magnitud en los anales de la ONU. No se parece a ninguno otro, el país ha sido decapitado».
Contrariamente a la situación tras el gran tsunami que mató a más de 220.000 personas en Asia, en Haití apenas quedan unaspocas estructuras locales que sirvan de apoyo a la ayuda extranjera. «Incluso en Banda Aceh (la provincia indonesia más afectada por el tsunami tras el seísmo de 9´3 grados) había bases locales para coordinar la ayuda», señaló la misma fuente.
En la capital del país, Puerto Príncipe, no hay agua, ni electricidad, ni líneas de teléfono; las carreteras y el aeropuerto están gravemente dañados o son inservibles; el gobierno haitiano -o al menos, los miembros que quedan con vida- no tiene sede después de derrumbarse el Palacio Presidencial, y opera desde una pequeña comisaría junto al aeropuerto. En Leogane, otra localidad muy afectada al oeste de la capital, un 90% de los edificios se han derrumbado.
En resumen, la ONU se encuentra sola al mando de uno de los mayores desastres que ha conocido y enfrentándose a todo un desafío logístico, sin gobierno, sin comunicaciones, sin combustible… todo ello está causando una gran lentitud en la distribución de la ayuda y la exasperación de los supervivientes.
Naciones Unidas calcula que hay al menos 100.000 muertos y cerca de 300.000 heridos tras el terremoto, además de unos tres millones de personas que necesitarán ayuda durante como mínimos los próximos seis meses; además harán falta 25 años para que Haití se recupere, según algunas estimaciones. Pero los equipos de emergencia sólo pueden atender a unos pocos miles de personas al día, y hasta ahora sólo han podido recuperar de entre los escombros a unas 60 personas, mientras se agota el tiempo para recuperar con vida a más personas de entre las ruinas.
Mientras, centenares de tiendas, oficinas públicas y domicilios de la capital son saqueados ante la impotencia de la policía, que tiene órdenes de no disparar. El intento de distribuir alimentos desde un helicóptero finalizó en un tumulto entre cientos de hambrientos haitianos. El sonido de disparos es cada vez más frecuente en la capital, lo mismo que la presencia de hombres armados con machetes. El Palacio de Justicia ardía en llamas mientras decenas de cadáveres en estado de putrefacción eran incinerados.
La organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) afirmó este domingo «no haber visto nunca antes tantas heridas tan graves», mientras arrecian las críticas por el caos en el aeropuerto de la capital, en manos de EE.UU., y miles de personas acuden masivamente a centros médicos cuya capacidad se ha desbordado varias veces, la mayoría de ellos con heridas infectadas por la falta de tratamiento que obligan a practicarles amputaciones.
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