Los países donantes comenzaron a elaborar un plan de al menos 10 años para reconstruir de nuevo Haití tras el terremoto del 12 de enero, el mayor desastre que ha sufrido el país en dos siglos.
Los países donantes comenzaron a elaborar un plan de al menos 10 años para reconstruir de nuevo Haití tras el terremoto del 12 de enero, mientras el gobierno haitiano pidió un compromiso firme para superar el mayor desastre de los últimos 200 años, que ha dejado a un millón de personas sin nada y como mínimo 150,000 muertos, sin contar los que siguen bajo las ruinas de las ciudades.
La reunión se celebró en Montreal (Canadá) para elaborar un plan que suponga la reconstrucción de un «nuevo Haití», y que según el primer ministro canadiense implicará como mínimo los próximos 10 años. En el encuentro participaron también el primer ministro haitiano Jean Max Bellerive, además de la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, los cancilleres de Francia y Brasil, y representantes de España, Japón, Argentina, Chile, Costa Rica, México, Perú y Uruguay.
El primer ministro haitiano afirmó que su país «puede tomar por sí mismo» las riendas de la reconstrucción pero pidió un «apoyo masivo de la comunidad internacional».
Mientras el ministro de Salud haitiano anunció que dos semanas después de la tragedia estiman que el número de muertos será como mínimo de 150.000 personas, aunque sin contar los cadáveres que aún se encuentran bajo escombros, y que podrían sumar decenas de miles más de fallecidos. A pesar de los esfuerzos de los equipos internacionales, sólo 133 personas pudieron ser rescatadas con vida, y más un millón se ha quedado en la calle.
Por ahora las autoridades haitianas preparan campamentos para unos 400.000 damnificados que serán desalojados de los campos de refugiados que surgieron expontaneamente en la capital, Puerto Príncipe, a cuyas afueras se están preparando los nuevos refugios. Pero los planes del gobierno estiman que en último extremo habrá que buscar sitio para como mínimo un millón de personas que antes vivían en la capital, y que ahora no tienen a dónde ir.
Pero no hay que olvidar que la destrucción no ha alcanzado sólo a la capital; otras ciudades importantes, como Léogane o Jacmel, han quedado arrasadas también por el seismo.
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