Erdoğan será uno de los dignatarios extranjeros que asista a la ceremonia religiosa y los actos de homenaje en EE.UU. por la leyenda mundial del boxeo, fallecido el 3 de junio a los 74 años de edad.
El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan será uno de los dignatarios extranjeros que asistirá el jueves al funeral por la leyenda mundial del boxeo, Mohamed Ali, fallecido el pasado 3 de junio a la edad de 74 años en un hospital de Phoenix (Arizona) de una dolencia respiratoria.
Según informaron medios turcos citando fuentes de la Oficina de la Presidencia de la República, Erdoğan tiene previsto partir hacia Estados Unidos el miércoles para asistir al funeral religioso que oficiará el imam estadounidense Zaid Shakir en Louisville (Kentucky). El presidente turco también participará en las ceremonias de homenaje y despedida del viernes, donde según confirmó la familia del famoso boxeador se le ha solicitado que pronuncie un discurso.
Miles de personas, incluyendo numerosas celebridades y dignatarios extranjeros, asistirán a los actos que se celebrarán para despedir a Mohamed Ali; el ex presidente estadounidense Bill Clinton, el comediante Billy Cristal, el rey de Jordania Abdullah II o la esposa de Ali –Lonnie- son algunos de los que tienen previsto hablar en los actos del viernes, en los que se prevé la participación de más de 15.000 personas, mientras que en el funeral musulmán del día anterior se espera que cuente con 18.000 asistentes.
Conocido como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos –fue tres veces campeón del mundo de los pesos pesados- Mohamed Ali nació el 17 de enero de 1942 en Louisville con el nombre de Cassius Marcellus Clay Jr., nombre que se cambió por el de Mohamed Ali tras su conversión al Islam, que inició en 1961 gracias a su amistad con Malcolm X. Su carácter y sus actos tanto dentro como fuera del ring le brindaron una notable popularidad e influencia en su generación, especialmente en lo que se refiere a la lucha contra los prejuicios raciales y la discriminación.
Se declaró objetor de conciencia y se negó a alistarse para combatir en Vietnam, siendo uno de los primeros en hacerlo, lo que le valió numerosas críticas en su país pero también muchos elogios, pronunciando entonces la famosa frase: “No tengo problemas con los Viet Cong… porque ningún Viet Cong me ha llamado negrata”.
Desde su retirada del boxeo en 1981 comenzó a sufrir síntomas del Parkinson –aunque no pudo demostrarse un vínculo entre la enfermedad y su actividad profesional- que fueron avanzando con el paso de los años, si bien se dice que fue su propia esposa quien le animó a servir de ejemplo para otros enfermos, no permitiendo que el Parkinson restringiese su actividad.
Tras retirarse de su carrera profesional, inició una intensa labor humanitaria y benéfica en muchas causas dentro y fuera de EE.UU., siendo elegido en 1998 mensajero de la paz por Naciones Unidas. En 2005 le fue otorgada la Medalla Presidencial de la Libertad, la condecoración civil más alta de los Estados Unidos.
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