El gobierno de Islandia se derrumbó ayer bajo la presión de violentas manifestaciones, convirtiéndose así en el primer gobierno en caer como resultado directo de la crisis financiera mundial.
El primer ministro islandés, Geir Haarde, presentó su dimisión al presidente, Olafur Ragnar Grimsson, después del fracaso de las conversaciones para salvar su gobierno. En un clima de incertidumbre, todos los partidos competían el lunes por ocupar el puesto de la coalición de Haarde. El primer ministro dijo haber mantenido conversaciones con los líderes de la oposición para tratar la posibilidad de un gobierno de unidad nacional, pero sin éxito.
La crisis financiera llegó el pasado mes de octubre a Islandia, acabando en cuestión de días con una década de prosperidad al colapsar por completo la moneda y el sistema financiero del país. El Gobierno de Haarde, una coalición entre el Partido de la Independencia y la Alianza Social Demócrata, ha estado bajo fuerte presión desde entonces. Las protestas, en ocasiones violentas, han sido habituales en un país poco acostumbrado a este tipo de reacciones.
\»Los últimos acontecimientos suponen que el país está actualmente sin gobierno, y nadie puede decir a ciencia cierta qué ocurre ahora\», afirmó un analista político de la Universidad de Islandia.
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