La tensión continúa alta en el sureste de Turquía después de que seis agentes de policía y cuatro civiles resultaran heridos el viernes a causa de una explosión.
La tensión continúa alta en el sureste de Turquía después de que seis agentes de policía y cuatro civiles resultaran heridos el viernes a causa de una explosión que tuvo lugar en la localidad de Yüksekova, en la provincia fronteriza de Hakkari, tras los funerales por dos de las víctimas del atentado contra un minibus que dejó el jueves 9 muertos y 4 heridos en la misma provincia.
Cane y Semiha Dayan, dos de las víctimas mortales del atentado del jueves contra un minibus que fue atribuído al grupo terrorista kurdo PKK, fueron enterradas el viernes en Hakkari en unos emotivos funerales a los que asistieron unas 20.000 personas, que acompañaron con cánticos y rezos en kurdo a los fallecidos. Algunos de los asistentes corearon también eslóganes y gritos en contra del PKK, llegando a producirse algunos momentos de tensión.
Tras el funeral un grupo de jóvenes se enfrentó a la policía en el distrito de Yüksekova, arrojando piedras y otros objetos, a lo que los agentes respondieron con disparos al aire para dispersar a la multitud. Aunque los motivos y hechos aún no estaban claros a última hora de ayer, parece ser que en el transcurso de esas protestas se produjo una explosión que causó heridas a seis policías turcos y cuatro civiles, según indicó la agencia de noticias turca Doğan.
En unas declaraciones recogidas por la prensa turca, tanto el primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan como el Presidente de la República Abdullah Gül prometieron «no dejar sin respuesta» cualquier acción violenta y tomar todas las medidas necesarias para proteger a los ciudadanos del terrorismo.
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